Contraté un seguro de moto y, desde el primer momento, todo fue confuso: no se identificó claramente la aseguradora real, no recibí documentación transparente, y el acceso al expediente fue extremadamente difícil.

Cuando intenté resolver dudas, la atención fue evasiva y poco profesional. En redes sociales he informado sobre mi caso, siempre con base en documentación y sin insultos, solo datos objetivos.

He presentado quejas formales ante la Dirección General de Seguros (DGSFP) y la OMIC, y estoy ejerciendo mi derecho de acceso a mis datos personales conforme al RGPD.

Como consumidor, tengo derecho a expresar públicamente una experiencia que considero perjudicial y a alertar a otros motoristas para que se informen bien antes de contratar.

Recomiendo extremar la precaución con esta correduría.